martes, 6 de marzo de 2012

Preescucha de "Alegría", el nuevo disco de Albertucho







Habíamos quedado a las 12:45 en Méndez Álvaro, habíamos tomado dos gin-tonics cada uno y llegábamos tarde. Esto no tendría nada de sorprendente de no ser porque los que nos esperaban eran Ángel Vallekas y su simpática hija Marta con la intención de llevarnos a la preescucha del disco que Albertucho estaba terminando de retocar y porque esta vez sí nos importaba llegar con retraso. Eso provocó que el taxista que nos evitó el último pero eterno sprint de apenas 200 metros (por el módico precio de 2 euros) y el camarero que nos vio engullir las cuatro copas en menos de 3 minutos compartieran análisis: “¿vais con prisa, no?”. En efecto, llegábamos tarde, íbamos con prisa y nos faltaban al menos otros dos gin-tonics para acabar de sentirnos cómodos al descubrir que la familia Vallekas, parte importante de la historia del rock español, había optado por exponer su lado más británico en cuanto a lo que a puntualidad se refería. Finalmente, y tras las presentaciones y excusas de rigor, aparcaron en una zona residencial de Rivas Vaciamadrid y entramos tras ellos en una casa de apariencia modesta, que resultó contener un estudio cuidadísimo: el Musitrón de José Luis Garrido, ganador de dos Goyas a la mejor banda sonora, productor de Ketama, Camarón, Paco de Lucía, Canteca de Macao (o Lunas de mala lengua del mismo Albertucho) y estupendo anfitrión.
Sin embargo, esta vez se había encargado de dirigir la producción un chaval de menos de treinta años, al que ahora se notaba aparentemente desbordado por la situación y se paseaba nervioso de un lado a otro, sin poder parar ni escatimar en inútiles vasos de agua que no calmaban su sed y que, si acaso, le servían de excusa para seguir moviéndose como una simpática bola de pinball ebria. Finalmente, Marta decidió acabar con esa farsa y se ofreció a ir a buscar unas cervezas. Nosotros, disfrazando de amabilidad para con los demás la ansiedad propia, nos ofrecimos a acompañarla. A la vuelta ya habían llegado el resto de invitados a la preescucha, entre ellos el reputadísimo bajista Jorge "Flaco" Barral y su encantadora mujer, Luismi Villarubia y Ana, el periodista Chema Gallego, Concha, la mujer de Ángel y, por supuesto, las cervezas. De modo que había llegado, también, la hora de escuchar el disco.





El primer corte que nos pusieron no podía empezar de forma más directa, con una acústica y una voz en primer plano que parecían casi un manifiesto sonoro acerca de por dónde iban a ir los tiros. Bastaron unos pocos acordes para que todo el mundo se relajara y disfrutara, se confirmara que el estudio Musitrón, aparte de aparente era efectivo y, sobre todo, que el chaval de menos de treinta años podía estar nervioso y necesitar un trago de cerveza antes de compartir su trabajo pero, desde luego, no había estado, ni mucho menos, desbordado por la situación: el disco sonaba, como diría algún payaso dándoselas de listo, maduro, con enjundia. Sonaba nítido, sin recargamientos, con cada arreglo en su sitio y sin escatimar los adornos oportunos para darle vuelo o desplegar cómplices guiños melómanos. Sonaba a disco grande, si eso no fuera otro término vacío. Sonaba a disco del año si las revistas musicales sirvieran para algo. Para no aburrirles con adjetivos vacíos, sonaba de puta madre.

Pero, sobre todo, sonaba a que el productor, pese a su juventud, sabía lo que se traía entre manos o, más bien, dado que el productor era el mismo Albertucho que ponía su carrera y sus cojones encima de la mesa, que sabía perfectamente hacia dónde quería ir.



Entre las canciones que escuchamos estaba “Somos pájaros”, una especie de blues generacional involuntario, como de roquero cansado o, al menos, con mucho vivido, en el que una tremenda batería asfalta el camino hacia un estribillo entre épico y derrotado, a medio despegar o, más bien, cantado con la inevitable sabiduría amarga y el consuelo necesario que da el fracaso compartido. Quizás resume muy bien el espíritu del disco junto con “Superhéroe de sillón” que, por su parte, alterna oxímoros de la categoría de “superpoder de semi-dios” con agudas reflexiones compartidas en barras (“yo tengo cuernos como tú…/y como tú yo soy el bueno”).  Porque, bajo mi estúpido punto de vista, el disco se debate en una interesante dicotomía: parece concebido de una forma tremendamente ambiciosa pero hecho sin despegarse desde la más absoluta modestia. Y es que Albertucho alterna la cantidad de pretérito acumulado que ya le acompaña (“son mis monstruos y mis dioses/ los que despiertan a voces/ lo que un día fui yo”) con la pura ingenuidad con la que parece encarar cada composición y que le lleva a incluir  bromas semi-privadas (“Él no murió”), confesiones de amistades (“Mi compadre”) o puras apologías de una determinada forma de vida (“si sueñas mucho más de lo que quieres/ será mejor no tener nada”). Al fin y al cabo, como reza otro de los títulos “Tiene que haber de todo”. Y por ese “de todo” se notaba que habían pasado Johnny Cash, Mumford & Sons, Dylan, The Felice Brothers y también, no conviene olvidarlo, el mismo Albertucho, que parecía escribir y cantar con la seguridad del que sabe quién es, de dónde viene y, sobre todo, todo lo lejos que puede llegar.


Finalmente, se acabó el disco y se acabaron las cervezas. Se fue despidiendo la gente y nosotros nos ofrecimos a irnos para dejar trabajar a los profesionales. Sin embargo, Ángel y Concha Vallekas se empeñaron en llevarnos a comer y nos regalaron una sobremesa plagada de anécdotas divertidas desde su posición privilegiada en el rock nacional. En el muestrario de chistes y descojonantes batallas destacó especialmente Pablo Salinas, que ha trabajado con todos (desde los Chichos en su juventud hasta Antonio Flores, Miguel Ríos, Luz Casal, Mike Oldfield, Joaquín Cortés, Ana Belén, Joan Manuel Serrat o Jennifer López) y que últimamente anda metido en esto. Albertucho (para entonces ya D. Alberto) no quiso venirse por falta de hambre y apareció luego con Marta, fiel escudera, cuando los demás ya habíamos terminado, manteniendo su intención de ayunar y sin querer aceptar más que un café. Otra vez volvía a parecer un chaval de nuestra edad, tímido y nervioso después de un examen. Sin embargo, la diferencia era que al cabo de un rato iba a volver al estudio a terminar un disco que, incluso sin estar terminado, ya podíamos calificar, sin duda, de sobresaliente.




10 comentarios:

  1. Muy buena!! No me gusta demasiado Albertucho (al menos los últimos) pero me han entrao ganas de volver a escucharlo... Buena pinta!

    Saludos

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  2. Albertucho es de puta madre! Y sí, el disco tiene mu wena pinta... espero que no fuera solo efecto de los gintonics! ;)

    Rafa

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  3. Qué ganas tengo de tenerlo entre mis manos, se me pone la piel de gallina nada más escucharlo! qué grande que es :)

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  4. Ke bien! Y pa cuando sale? Ke cabrones! Colaborais en algo? Un saludo!

    M.

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  5. Qué grande el Capitán y qué buena la crónica... cómo lo debisteis pasar... La envidia me corrooeeee, jajaja.

    UN saludo!

    Vir

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  6. SOOOOMOOOOS PAJAROOO! Temaco...

    ¿Se sabe cuándo sale?

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  7. Muchas gracias a todos por comentar, nos alegramos que a algunos os haya gustado la crónica y esperamos que, a los que os haya gustado menos, al menos os haya servido para haceros una pequeña idea del discazo que se avecina.
    Tambień nos disculpamos por no aportar más información, pero solo pudimos escuchar las canciones una vez y hasta la segunda no vencí la timidez de pedir folios y boli para apuntar ideas...El gin-tonic que faltaba, me temo...

    Otra cosa, os recordamos que, aunque no tengáis cuenta Google, firméis con algún nombre, sobre todo para que sea más fácil comunicarnos...

    Por ejemplo, así podemos decirle a M. que, desgraciada pero logiquísamente no colaboramos en el disco...
    Y a Anónimo y a M. que no sabemos la fecha exacta. Si nos enteramos y nos dan permiso para decirlo os lo pondremos algún día por aquí.

    Un abrazo!

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  8. Ya nos han comentado a nosotros, jejeje.

    Albertucho finaliza la grabación de su nuevo disco y tocará mañana sábado en Bruselas
    09.03.12. Por A. Vallekas Producciones
    Albertucho, el martes terminó la grabación de su quinto disco que se llamará Alegría en los estudios musitrón de Rivas Vaciamadrid ,actuando el propio Alberto como productor y con el legendario Jose luis Garrido como ingeniero de grabación, el miércoles hizo un alto en el camino, y para relajarse se fue a Londres a comprar discos vinilos y ver algún concierto en la emblemática ciudad anglosajona y de ahí ha cruzado el canal de la mancha en el ferrocarril Eurostar a Bélgica, porque el sábado actúa en la capital belga, Bruselas. El domingo regresa a Madrid porque el lunes comienza dirigir las mezclas de su disco compuesto de 12 temas con el genial Pablo Salinas como ingeniero, en su estudio de Arroyomolinos y se acabará en 15 días con el proceso de masterización.

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  9. qué fue del disco?? Saldrá algún día?? No encuentro información por ninguna parte!!

    Gracias. Buen blog

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