viernes, 30 de diciembre de 2011

Ariel Rot y Un Hombre Exquisito

La entrada anterior era una novatada, confiamos en que a algunos os haya hecho gracia y a otros no os haya molestado...

Ahora en serio:
el último disco de Ariel Rot se titula Solo Rot y, desde su presentación, alterna en su gira conciertos con banda eléctrica y en formato de trío acústico con otros en los que él se lo guisa y él se lo come. Es lo que ha llamado “Ariel Rot Solo”.


Ariel Rotemberg comenzó a ganarse la vida con la música a los 17 años y ha sido una parte fundamental de la historia del rock en castellano, primero en Tequila, luego en Los Rodríguez y, antes y después de Los Rodríguez, en solitario. Lleva 34 años de carrera (aunque no se note) y, seguramente, sabe lo que se hace. Sin embargo, hay que decir que debe suponer un esfuerzo considerable defender en bragas unas canciones compuestas, grabadas, arregladas y tocadas cientos de veces con la argamasa de una banda de rock y que, seguramente, lo que le permite salir airoso de la situación (a la que se enfrenta, no lo olvidemos, por primera vez en su carrera) su carisma, su talento instrumental, su experiencia y su innegable savoir-faire.


Por su parte, Un Hombre Exquisito comienza ahora a dar sus titubeantes pasos en el mundo de la música, viéndose obligado en algunos casos a defenderse solo con su voz y su guitarra, sin ínfulas, pretensiones ni formas de profesional, no tiene nada que se pueda considerar “carrera” y su talento instrumental y savoir-faire están en entredicho. De experiencia o de que sepa lo que se hace ni hablamos.
Por eso, para cuando no salga airoso de alguna situación, en grabación o en directo, recuerden que estas canciones han sido compuestas y concebidas para ser tocadas, arregladas, grabadas y defendidas en directo con la ayuda de un grupo de rock. Y consuélense pensando que, al menos, es muy difícil que en ningún momento de su carrera les aterrorice con algún peinado de los que el señor Rotemberg lució en algún momento de los terribles ochenta:


No es un gran consuelo, cierto es. Pero es lo que se nos ha ocurrido...


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