jueves, 10 de noviembre de 2011

ME PREGUNTO SI, A PESAR DE MIS PRECAUCIONES, NO ESTARÉ HABLANDO DE MÍ MISMO


Para empezar me gustaría decir una obviedad: la sinceridad en el arte es una mentira.
Para continuar me gustaría decir otra aún más evidente: nosotros no hacemos arte.
Ahora ya, una vez aclarados los dos conceptos fundamentales, me gustaría hablarles de la sinceridad de las canciones que podrán escuchar, esperamos, dentro de poco, agrupadas bajo un concepto integrador: serán entre diez y dieciséis canciones que retratarán el acenso y caída del primer amor y, con ello, de la inocencia perdida. Como podrán notar, algo ya de por sí pretencioso, cutre y casi patético, pero que acaba de completar el esperpento al tratarse de una inocencia nunca reconocida, siempre matizada con el cinismo típico del post-adolescente pre-realista que cree conocer todo sobre la vida o, al menos, que debe actuar como si así fuera. En otras palabras, espero que menos pedantes, se tratará de canciones de amor y droga y, sobre todo de desamor, enfocado con humor, con desesperación, con cinismo, con ripios, con poesía y, me temo, con una no pretendida sinceridad e inocencia que ahora me avergüenza y enorgullece.
Pero por ahora eso son pájaros volando. Como habrán podido notar, al entrar en el blog escuchan algo parecido a una canción grabada solo con guitarra y voz. Es decir, que nuestros delirios sin grandeza  (llegar a grabar un disco o varios, dar conciertos, morir de sobredosis…) se encuentran por el momento algo lejanos. Por ahora, que imagino que es lo que les importa, tenemos compuestas cerca de 30 canciones y, algunas de ellas, hemos intentado grabarlas lo mejor posible, dentro de nuestras escasas posibilidades, para hacernos una idea. Y, esperamos, para que se hagan una idea. Pero no sabemos si les hará hacerse una idea equivocada.
 Por supuesto, (y sobra decirlo porque ustedes no son tan imbéciles como para no haberse dado cuento) esto es simplemente una vulgarísima captatio benevolentia para que su cerebro engañe a sus oídos acerca del espanto que se les avecina.
 Eso sí, determinemos ciertos puntos: nuestro mariconerismo y gafapastismo tiene un límite. Este no es el proyecto de un cansautor al uso: que no haya bajo, batería, otra guitarra, etcétera, no es por ir de auténticos, folkies, puristas o chorradas de esas, sino porque somos unos tristes. Pero, que quede claro, si, como esperamos, llegamos a grabarlo no haremos un disco acústico, ni indie, ni folkie. Sino un disco de rocanrol. O, por lo menos, eso intentaremos. Y esto, que nos parece evidente, es importante que resulte incuestionable. Desde el principio. Desde ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario