sábado, 15 de octubre de 2011

Despistaos: lo que pudo ser y no fue. O A mi qué me importa?

Despistaos tuvieron un disco de debut que, en mi modesta opinión, fue lo más refrescante, novedoso y prometedor del rock español de los últimos años, al menos desde el debut de Marea. Era puritito rock urbano, en la línea marcada por Extremoduro y Platero, confluyendo, ahora sí, muy bien las dos influencias (algo que los críticos decían de cada disco de rock y que, sin embargo, era falso) y quizás aliñado además con un toque tequilero o rodriguiano, con perdón.



Fue, por lo tanto, un disco que pareció que podía ser la tan ansiada Tercera Vía: ese camino utópico que comunica a los perroflautas con las pijas y que parecía inexistente hasta que Fito y Fitipaldis consiguieron arrastrar a los fieles fans de Platero (para muchos, mediante engaños y antes de que se desengañaran) al mismo punto donde atraían a la otra tribu con su pop pegadizo y limpio, pero, seguramente, mejor compuesto que nunca. Así que, claro, ¿qué ocurrió con Despistaos? Pues que se vieron en la tesitura de continuar esa vereda (aún Fito no había conseguido la autopista que ahora domina y en la que, si quiere, puede cobrar peaje) y la jodieron: segundo disco, llamado Y a ti qué te importa? producido por Alejo Stivel, que consiguió sonar en la radio más que ningún otro disco de la época (o, al menos, eso pareció: singles: Estoy aquí, Ruido, Caricias en la espalda, El hotel de tu pecho…) y que, curiosamente, no pareció gustar a nadie: no sólo no conquistó nuevas legiones de fans, sino que los perroflautas o amantes del rock que lo esperaban tras el prometedor debut les dieron la espalda, en algún caso, con desprecio.

De nuevo igual que con Lichis se puede pensar que fue un castigo a un intento de, por usar la nomenclatura al uso, “venderse”. Producción demasiado limpia, canciones bastante más suaves y cursis… y, cómo remate y para algunos como colmo de la aberración, presentación de algunas canciones del primer LP en versión remozada, acústica y sin escamas. Debe ser duro también ser consciente de que has compuesto canciones realmente buenas (Un miércoles cualquiera, Y a ti qué te importa, El malo del cuento…) y que no se te ha hecho el caso que crees merecer, por un movimiento aunque erróneo, del que puedes no tener culpa (ni es tu producción ni seguramente estás dirigiendo cada movimiento de tu carrera, probablemente, porque prefieres ensayar y componer canciones)…
Así que, vistos en una nueva tesitura, ¿qué hicieron Despistaos? Pues, primero, se dieron cuenta de todo lo que acaba de contar y decidieron despertar del encantamiento, desoír los cantos de sirena del éxito en el pop y dar un golpe en la mesa. Con un par de huevos, después de haber empezado a grabar su tercer disco con Alejo Stivel, se largaron y se lo llevaron a Iñaki Uoho. El resultado, en mi opinión bastante irregular pero con momentos bastante brillantes (si es que “bastante” y “brillante” pueden ir juntos, que me temo que no…)
Entonces descubrieron una temible verdad: el público pop estaba dispuesto a darles otra oportunidad, pero para gran parte del público de rock habían quedado irremediablemente sentenciados… Y es que ya conocemos a los talibanes, ya sean punks, rockeros, indies o folkies… No ven más allá de su cadena de cresta, chupa, gafas de pasta o briznas de hierba y están condenados a morir ahogados en su propia bilis. Y cuidado con ellos, porque están por todas partes, incluso dentro de cada uno de nosotros. La continuación de la historia ya la conocen y no merece la pena aburrirles:


Obviamente, todo esto son conjeturas, porque no conozco a Despistaos (por más que su cantante me parezca, cuando quiere, de los mejores vocalistas del rock español y por más que me encantaría que, después de pegarme una merecida hostia, cantara alguna canción nuestra). Y probablemente no haya dado ni una. Pero bajo mi punto de vista en su camino se perdió uno de los grupos de rock más prometedores y surgió uno de los, bueno, digamos más decentes dentro del pop comercial. De esos que te alivia escuchar en discotecas o radios entre la morralla habitual... pero igual no mucho más. No sé, quizás es más sencillo: por fin Despistaos han conseguido el lugar que, por calidad, desde siempre se han merecido: la primera división de la música, sin etiquetas, ya sea haciendo pop o rock… Y la movida de ser los salvadores del rock urbano igual no era su película sino otra paranoia mía más. En cualquier caso que les vaya bien.


3 comentarios:

  1. Pues si sois los de las canciones del otro blog y os creéis mejores que Despistaos... vais cojonudos.
    El blog está bien escrito... pero con menos aires os irá mejor.
    Salud

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  2. Un Hombre Exquisito30 de octubre de 2011, 17:51

    Hola. En ningún momento hemos dicho que seamos mejores que nadie, primero porque no somos nada, al menos de momento. Pero hacer canciones no te priva del derecho a opinar sobre los demás, y menos cuando somos tan críticos con nosotros mismos. Dicho esto, nos dábamos con un canto en los dientes por sacar un disco como el primero de despistaos.
    Lamento que te diera esa sensación al leernos. Como decimos en otra entrada: Sólo somos enanos subidos a hombros de gigantes.
    Gracias por comentar y un saludo

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  3. El post está bien... fuera de que esté más o menos de acuerdo con algunas cosas... Por ejemplo, a mí el primer disco de Despistaos me gusta, no me parece para tanto... bien sin más...

    Pero eso ya son opiniones... Sobre todo, igual que con el de Pereza, se agradecen reflexiones pensadas y bien escritas...

    así que imagino que jode encontrar gente que no sabe leer:
    "por fin Despistaos han conseguido el lugar que, por calidad, desde siempre se han merecido: la primera división de la música, sin etiquetas, ya sea haciendo pop o rock… Y la movida de ser los salvadores del rock urbano igual no era su película sino otra paranoia mía más. En cualquier caso que les vaya bien."

    Si eso es ir de sobrados o "con aires"... Yo debo leer bastante regular.


    Rafa

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