domingo, 23 de octubre de 2011

Solo si mi solo sale

En el aparentemente intrascendente libro 31 canciones de Nick Hornby encontramos, aparte de una recomendable lectura para vuestros ratos muertos, un auténtico filón para este blog. Aviso de antemano: el libro puede parecer una solemne estupidez (no es más que hacerse una paja con 31 canciones –en realidad unas 40-) pero deja reflexiones agudas, certeras y, en ocasiones, brillantes. Aviso también: puede que destripemos algunos puntos en este blog porque es tan fácil como tirar de una versión de “Maneras de vivir”, “Twist & shout”, “Dolores se llamaba Lola”, “Losing my religión” o “La Bamba” en un concierto: muy malo tienes que ser para joderla.

Para empezar, nos detendremos en su visión acerca de los solos.

La verdad es que ésta es una pregunta seria: ¿cómo ilustra o clarifica la situación de los esquimales un solo de mandolina, por cierto? De hecho, ¿cómo puede cualquier clase de solo ilustrar cualquier clase de cuestión, sea la cuestión de los esquimales o la cuestión de un joven cuya novia se la pega con su mejor amigo? ¿Por qué se quedan en suspenso las palabras de repente mientras el guitarrista o el saxofonista o el violinista da un paso adelante y hace su número?
(…)




Luego, Hornby resume que los que nacieron en los últimos años cincuenta y se enamoraron de la música rock en los primeros setenta tienen una complicada relación con los solos. Pone el ejemplo de intentar con todas sus fuerzas disfrutar o al menos justificar el solo de 20 minutos del batería de Grand Funk Railroad en Hyde Park y pone el ejemplo de la vez que se marchó de un concierto de Led Zeppelin en Earl´s Court durante “una interminable extravagancia de John Paul Jones con el teclado”. Le dio tiempo a tomar una pinta y echar una partida de billar perdiéndose así también completa Moby Dick (el solo de batería). Entonces dice descubrir que “¡ESTÁ PERMITIDO MARCHARSE!”

Para aquellos que hemos nacido en los 80 pero hemos pasado por nuestra “Fase Led Zeppelin” (teoría de Chuck Klosterman que también comentaremos en este blog), el conflicto ha sido similar, especialmente con los discos en directo. Porque, claro, tú estás en un bar animadete y viendo a unos tíos que puede que tengan clase y “actitud” (sea lo que sea eso) tocando y, oye, pues bien… Pero, tú solo, en tu casa… intentando escucharte el Made in Japan de los Purple a las 4 de la tarde, sobrio como una lechuga… O, lo que es peor, con amigos, que entonces todos os miráis de reojo con ganas de pasar el puto solo pero sin que ninguno se atreva a dar el paso porque, claro, “es que es de los mejores directos de la historia…”. Realmente ha sido un apoyo ver que Nick, que no tiene un pelo de tonto, tiene una opinión similar a la tantas veces callada en las salas de estar y botellones del aprendizaje del rock.

Pero, sobre todo, realiza su particular distinción entre los dos grandes tipos de solos, con la que no puedo estar más de acuerdo:

Hay dos clases de grandes solos. El primer tipo, y el más corriente, es ese en que un músico brillante (o inspirado en ese momento) avanza un paso y toca con gran imaginación –incluso emoción, si tiene suerte-el número de compases que le han otorgado, pero no, necesariamente, los adecuados. Al final de “Kid Charlemagne” de Steely Dan, por ejemplo hay un solo de guitarra de tan extraordinaria y virtuosa exuberancia que terminas preguntándote de dónde ha salido y qué demonios tiene que ver con la seca ironía de la letra de la canción; “Kid Charlemagne” es una mirada típicamente aguda, punzante sobre la muerte de los años sesenta, pero el solo con que termina es el sonido de una alegría pura, ínegra; la guitarra se sube a hombros de la canción y luego se lanza tal cual hacia las nubes, y cuando la canción se va apagando piensas que también llegará hasta ellas.


(…)

Yo, al leer esta definición pienso sobre todo en los solos jeviatas de canciones románticas, pero también incluso en aquellos solos brillantes, intensos y ou, sí, auténticos… pero innecesariamente largos.  Con este tipo de solos no puedo dejar de pensar: tío, ya sé que eres bueno, no hace falta que te empeñes en demostrarlo y dejarlo claro durante 6 minutos…

Sigue el gran Hornby:

Pero mis solos favoritos son los que muestran de algún modo que el solista ha captado el sentimiento de la canción, la letra, la música y todo, ha sentido la canción y ha comprendido su esencia auténtica, de manera que el solo se convierte no solo en una reinterpretación imaginativa de ella, sino en una contribución a su significado y su ser, y una articulación de éstos, como un fragmento brillante de crítica práctica. (…)
Clapton lo hizo repetidamente en Layla, cuando al parecer estaba colgado de la heroína y exaltado por el dolor –un golpe para aquellos de nosotros que no queremos tragarnos ninguno de esos mitos sobre el arte-. Su solo en “Nobody knows you when you´re down & out”, un corte profundamente sentido y tocado con sencillez que parece manar incesantemente de una herida profunda en el centro de la canción misma –no del guitarrista, sino de la canción- es mi instante favorito de blues-rock blanco. “ 



Mientras leía esto, no podía dejar de pensar en Ariel Rot, del que muy a menudo se dice que es el mejor guitarrista español pero pocas veces se dan razones.
Para mí, la razón principal es que sabe poner su guitarra al servicio de las canciones. No es un Santana, el muy pesado cabrón, que lleva 40 años grabando discos y parece que en cada solo sigue necesitando demostrar que es Santana… Y, joder, ¿no le valdría con el maldito gorro?

Yo, la verdad, que soy un cerdo sin sentimientos o, al menos, un cínico con resentimiento, nunca he sido demasiado de intérpretes de supuesta “autenticidad”, que “transmiten”… Para emocionarme con una canción suelo necesitar melodía y/o letra. Sin embargo, con Ariel Rot sí que me ha pasado a veces que un solo sentido, perfectamente interpretado y, sobre todo, manteniendo la línea de la canción, ha sabido transmitir algo más auténtico de lo que, a menudo, estaba consiguiendo con la letra y la melodía. Por ejemplo, "Geishas en Madrid" es una de mis canciones preferidas, y la letra no creo que sea especialmente brillante desde el punto de vista literario... no sé, es francamente emocional, sí, pero creo que lo que convierte en INCREÍBLEMENTE COJONUDA (posiblemente de las mejores o al menos de las más emocionantes del pop-rock en castellano) la estrofa

“la última vez fue en los noventa:
hicimos el amor y bailaste para mí,
pero de madrugada los dos nos dimos cuenta
que era demasiado tarde y me dejaste ir...
Y cuando me iba, me dijste una vez más:
-Hey, Ariel, take a walk on the wild side!”

es el solo que la completa.



Eso mismo ocurre con "Los tipos duros no bailan"… que siempre me ha parecido una excepcional mezcla entre Bob Dylan y Keith Richards en solitario… Y, si te fijas, la letra es, mínimo cursi, y con uno de los peores comienzos de canciones de los últimos tiempos (“me dejaste correr/GALOPAR COMO UN POTRILLO????”), pero ¿cómo te vas a fijar cuando hay una guitarra tan maravillosa haciendo el acompañamiento y sutiles, elegantes toques de guitarra solista que te van pinchando justo donde se juntan el corazón y los huevos?



E, incluso, cuando se pone sentimental, en la típica balada como “Me estás atrapando otra vez”, cuya estructura todo el mundo conoce y sabe cuándo va a llegar el solo y, más o menos, cómo va ser, nadie se espera que lo haga así y siempre dudas de que vaya a saber contenerse y dejarlo justo cuando tiene que hacerlo, sin pasarse pero sin quedarse corto, haciendo un solo preciso,perfecto...

Realmente, y no es por corregir a Hornby, creo que hay tres tipos de solos: los que deseas que se acaben de una vez, los que al principio te encantan y luego te aburren, y los que quieres escuchar mil veces. Y estos son los de Ariel. Desde luego, no solo un solo. Mucho más que eso.


6 comentarios:

  1. Muy muy muy buena entrada. Brillante disertación sobre los solos... Coincido en tu clasificación, es más, me decanto por los solos que quieres volver a escuchar siempre, y la verdad es que en ese aspecto, el amigo Ariel Roth se lleva la palma.

    Ahora que -como sabes- estoy con el jazz, me doy cuenta que la importancia de un solo no es el virtuosismo o técnica que el intérprete-ejecutante demuestre, sino la expresividad y emotividad que aporte a la canción. Aunque claro, no es lo mismo un solo de jazz (que forma parte de su lenguaje) que un solo de rock, que en teoría debería ser un pasaje musical que enriquezca el conjunto, no una paja-mental del guitarrista de turno. De hecho el jazz no se concibe sin la improvisación, sin embargo es perfectamente admisible un tema rock sin un solo de guitarra (a veces hasta se agradece...jeje)

    Bueno, que me lío y esto da para otro debate (ahí lo dejo)

    Dios salve a Ariel Roth, a Nick Hornby y a ti por esta entrada ;)

    Saludos!

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  2. felicidades por el post,,,
    llevo muchos años siguiendo a Ariel, desde su etapa Rodriguez, pero sobretodo en solitario. en sus conciertos de la etapa Hablando solo y cenizas en el aire alargaba mucho más los solos, yo creo que por certa inseguridad en su faceta de cantante y realizaba largos y apabullantes solos, magníficos por otra parte pero poco a poco los ha ido recortando y ajustando, apoyándose también en la banda donde siempre ha llevado buenos guitarristas como Ricardo Marin y sobretodo su socio más fiel Osvi Grecco.
    En los discos sus guitarras siempre han sido más ajustadas y perfectas.
    Don Ariel es eterno
    Angel theangel

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  3. Un Hombre Exquisito24 de octubre de 2011, 14:24

    Muchas gracias por vuestros comentarios... En realidad esta entrada no podía fallar: se sustenta en una aguda teoría de Nick Hornby, buenos vídeos en directo y grandes interpretaciones... Yo me he limitado a dar un punto de vista más personal en lo referente a Ariel Rot... En este caso, comparto bastante de tu opinión, Angel theangel... Y donde creo qeu acaba de bordar las guitarras, quizá por tener los solos más preparados y también condensados tras llevar un tiempo tocándolos en directo es en "Dúos, tríos y otras perversiones".

    Espero que me sigáis leyendo y podamos discutir de otros temas... Próximos en la recámara "El indie, ese gran desconocido", "la labor de los productores" y por qué tantos grupos tan buenos no llegan tan alto como merecerían...

    Confío en que nos leamos y discutamos. Siempre será un placer.

    Un saludo

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    Respuestas
    1. Te vengo leyendo y siguiendo desde hace un tiempo, muy poco, te descubrí por casualidad...y por lo tanto llevo retraso en la lectura de tus entradas. Ahora me atrevo a intervenir.

      Conocí al verdadero Ariel casi por casualidad, siempre había formado parte de mis referencias ligado a Los Rodríguez e injustamente le consideraba un segundo Calamaro, y un segundo de Calamaro.
      Una actuación en directo en el Albeniz me desveló la verdad, era él, ese que muchas veces había sido el primero siempre en mis oídos. Cuestión de orejas. Otra vez más descubrí que las había tenido mucho tiempo enfrentadas en lugar de educadas. Y en ello sigo.

      Esos sólos de sus directos del "El mundo de ayer", "Bar Soledad" "Adiós Carnaval"...además de los que ya nombras, “Me estás atrapando otra vez”, "Geishas en Madrid".
      Y en cuanto a los sólos reproduciré lo que dice un buen amigo y guitarra aficionado pero bueno: otra vez un guitarrista heavy mostrándonos lo rápido que es y lo virtuoso que podría llegar a ser....
      Y añadiré también eso que siempre me ha dicho una amiga en cuanto a los "hombres que conoces", si le gustan las baladas heavies...huye. ¿ Cómo puede un heavy de verdad tener como canción favorita una balada?. Miente, es un blanco...un Perales disfrazado de cuero.

      Salud( Arteche)

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    2. Mil gracias por (atreverte a) intervenir. Me alegra ver que tenemos gustos comunes... Con Ariel me pasó algo parecido al principio, y supongo que a mucha gente... Yo creo que coinciden dos cosas: nos hemos ido acostumbrando, sí, pero también él ha ido creciendo cada vez más como compositor (sobre todo, como letrista) y como intérprete... "Cenizas en el aire", "Lo siento, Frank" o "Ahora piden tu cabeza" son tres discazos... Lo único que lamento es que el único directo que haya grabado fuera en el 2001 o 2002, porque para mí ha tenido luego momentos mucho mejores con su banda que, seguro, no nos cansaríamos de escuchar y ver...
      Ojalá se anime, que sigue en forma.

      Muy bueno lo de tu amiga... "Perales disfrazado de cuero"... Es un título que barajaremos para nuestro disco ;)

      SALUD!

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  4. Un Hombre Exquisito24 de octubre de 2011, 15:32

    En cuanto a Grooveman... qué decir... enorgullece que el blog de un aficionado sin oído sea apreciado por un músico de verdad, gran periodista, brillante blogger y agudísimo oyente...

    Del jazz, lamentablemente, tengo aún menos idea que del rock... pero voy aprendiendo gracias a http://lamusicaesmiamante.blogspot.com, que aprovecho para recordar a mis pocos e inmerecidos lectores.

    Única corrección que oso hacerte: Ariel tiene como nombre artístico RoT, a diferencia de su hermana Cecilia...

    Por cierto, como "sexto beatle" ¿qué te ha parecido el solo de Prince en While my guitar gently weeps"?

    Un saludo y nos seguimos leyendo.

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